Única tarde del abono fallero, con la
excepción del festejo para el toreo a caballo, con un hierro de un encaste
diferente.
Si el juego del encierro de Jovani me encantó, el de hoy no me
gustó. Llegaban los “núñez” de Alcurrucén , me apetecía verlos.
Me alegró mucho ver la salida del primero
de la tarde, fría, sin romper, la propia del encaste… manseó en la primera
vara, siguiendo con el guión esperado, pero en la segunda no se atisbó ningún
cambio, en banderillas siguió manseando y con la muleta no dijo nada.
Juan
Bautista tampoco puso de su parte, ni en este ni
en el cuarto, para cambiar la frialdad del toro y ver si ese “tranco de más” que tienen los “núñez” en la muleta salía por alguna
parte.
El tercero de la tarde venía rajado de
casa, en cambio el sexto salió metiendo la cara desde el inicio, raro en ese
encaste, buen recibo de capote de Álvaro Lorenzo, lo más torero de la
tarde lo hizo el de Toledo con su capote, excelsa larga le había dado al
segundo en un quite. Lorenzo atacó
pronto con la muleta y, por seguir con las cosas raras de ese sexto al
contrario de lo que suele pasar en lo de “núñez”,
en vez de venirse arriba se acabó, con todo le sirvió para tocar pelo.
Para lo último… lo siento, no puedo callarme
más, lo de Jiménez Fortes es una
temeridad. Alguien tiene que decirle que no es una casualidad que lleve la
cantidad de “tabacos” gordos que se
ha llevado en su corta carrera, lo que si es una gracia divina es que en dos de
esos percances no perdiese la vida.
Desconozco qué problema hay de fondo, pero desde el tendido se hace evidente una tremenda falta de reflejos, una nula agilidad de piernas y en algunos casos descoordinación de movimientos. No voy a callar más y ser cómplice silencioso de una potencial desgracia, que toree Jiménez Fortes es una temeridad.
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