Ayer mis ganas de ver toros me llevaron a asistir a la “tradicional”
desencajonada de la Feria de Julio de Valencia. De tradicional tuvo poco, incluso
“lidiaron” una vaca sobre una moto de Cross a ritmo de reggaetón, cosa que por no faltar a la verdad
tuvo su mérito.
El espectáculo para un aficionado ortodoxo, como puedo ser
yo, era dantesco. Por el “sagrado” ruedo de la plaza pululaban unos individuos
disfrazados y con zapatillas de colores, ¡sacrilegio! La realidad es que la
plaza registraba una buena entrada para ser un día laborable a las 10 de la
noche y que la gente disfrutó, sobre todo los más jóvenes.
Todo vale por acercar el mundo del toro a los más pequeños.
No nos engañemos, esto no es nuevo, en época de Gallito y Belmonte, donde los carteles también estaban
cerrados y “competían” muchas tardes los genios “mano a mano”, actuaba con éxito
Don Tancredo y muchos otros espectáculos cómico-taurinos similares al de ayer.
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