El linarense había lidiado un animal que mostró cierta clase
en la embestida aunque muy justo de fuerzas. Una buena tanda de derechazos y
sobretodo una con muchísimo temple al
natural era todo lo que había podido robarle al animal, se me antojaba poco
para tocar pelo. En esas cuadró al toro muy en cortito, apuntó su estoque al
cielo y se volcó a cámara lenta sobre el toro ¡estocadón! la plaza en pie. Creo
que es la primera vez en mi vida que me emociona una estocada, quizás sea una
exageración pero es la estocada ejecutada con más verdad que he visto en mi
vida. Le valió la oreja.
Qué bonito es este arte cuando se hacen las cosas con la
verdad por delante, una verónica, un natural, un puyazo o una estocada… pero
todo con verdad…
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