Caricias, caricias dulces, largas y despaciosas fue la receta que encontró José María Dols Samper, “Manzanares”, para plantar cara a las buenas embestidas de los de Núñez del Cuvillo.
Toreo largo, profundo, templado y sentido, todo muy sentido. Pronto se vio al torero entregado a la obra que estaba creando. Un servidor hacía mucho tiempo que no se emocionaba así con una faena, me sorprendí solo en mi casa en pie dando palmas y con las lágrimas esforzándose por no salir de mis ojos.
No voy a entrar a valorar si ese toro debió de ser indultado o no, es decisión del ganadero si lo echa a las vacas, con la magia que se vivió en esos momentos no le pongo ningún pero al asunto. El Arte es cuestión de sentimientos, se mide con el corazón no con la cabeza…
Voy a tardar unos días en volver a ver toros, tengo aún grabada la faena en la cabeza y quiero disfrutar de su recuerdo.
¡Ayer Manzanares bordó el toreo!