Me cuentan y me cuesta creer que otrora
la Feria de Julio fue la más importante del mundo.
Le Feria de Julio ha vuelto a ser la que fue gracias a José Tomás, por un día ha vuelto a ser el centro del mundo taurino, por un día ha recuperado su dignidad, por un día ha vuelto a lo que nunca debió dejar de ser.
El regreso de
José Tomás es ni más ni menos que el regreso del torero de mayor impacto mediático desde los tiempos de
Manuel Benitez “El Cordobés”,
gracias a José Tomás todos los medios de comunicación nacional han hablado este fin de semana de toros, para bien o para mal pero han hablado de toros que es lo importante.
Para mi sorpresa gracias a los arrestos con los que nos sorprendió el señor Juan Moreno, en la presidencia esa tarde, el resultado muestra lo que pasó, cosa que raramente ocurre en esta plaza.
Los toros de
El Pilar justitos de presencia, alguno como el segundo de la tarde, primero de José Tomás, impresentable. El efecto obnubilador que produce este torero hace que no lo viese nadie, provoca efectos extraños el torero madrileño en la gente, varias de las personas que tenía a mi alrededor coincidían en que lo mejor que había hecho José Tomás en ese su primer toro había sido el último quite con el capote... ese quite lo interpretó
Saldívar…
Como digo la tarde fue lo que refleja el resultado,
Víctor Puerto ejerció a la perfección el papel que le habían encomendado, abrir plaza y poco más. Estuvo voluntarioso en ambos toros sin más y muy metido en su papel de director de lidia.
Saldívar por el contrario se excedió en su papel, sabía que Dios le había dado una oportunidad y no la quería desaprovechar, estuvo muy en torero toda la tarde, variado con el capote y retando en quites al mismísimo
José Tomás, le salió bien la apuesta y tras dos serias faenas a los dos toros de mayor trasmisión de la tarde abrió una Puerta Grande a ley,
seguro que en Méjico es recibido como un héroe, aquí tras leer la prensa de hoy es como si no hubiese toreado.
Para el final he querido dejar mi visión de la tarde de
José Tomás, ya en el paseíllo se vio que
tenía la plaza totalmente a su favor. En su primer toro, una cabrita con un puntito de casta y que se negó a humillar nadie reprochó a José Tomás su
falta de técnica, normal tras un año de inactividad, por la que no supo acoplarse a la embestida del animal que no admitía los pases de mano baja que en todo momento le intentaban dar a los cuales respondía con cierta brusquedad e hizo que la faena fuese un rosario de enganchones y desarmes.
Para torear hay que saber lidiar, hay que saber que no todos los toros son iguales y que no a todos se les puede hacer lo mismo.
Silencio fue el resultado de esta faena, imaginen si llega a torear así otro lo que hubiese pasado.
En el quinto lo mejor de la tarde, tras un extraño quite por chicuelinas con el compás abierto
una media cordobesa sencillamente impresionante, lo mejor de la tarde. Se puso el torero en el mismo centro de la plaza para empezar la faena por estatuarios, se arrancó pronto el toro desde el burladero de cuadrillas sin que el torero le diese un toque,
el toro galopaba hacia el torero que seguía sin dar toque alguno a su muleta… se lo llevó lógicamente por delante, fea la voltereta de la que salió ostensiblemente conmocionado, después de unos momentos de incertidumbre el torero volvió a la cara del animal. Un toro mejor presentado y también con cierta casta que le daba emoción. A este si se le mandaba tomaba los engaños por bajo,
otra vez al torero le costó acoplarse a la embestida del toro hasta que se echó la muleta a la izquierda y recetó una tanda de naturales largos y sentidos, después el toro le ganó la partida y se cerró en terreno de chiqueros, manoletinas marca de la casa y estocada caída. La locura en los tendidos que pedían lo que no era, ¡las dos orejas!, el presidente no las concedió y el premio fue una más que digna oreja.
Lo dicho,
gracias a José Tomás la Feria de Julio ha vuelto a ser la que fue…