Un anti-taurino es una persona inmoral. Y me quedo tan ancho después de esta aseveración.
La semana pasada en el Parlament de Catalunya se nos llamó a los aficionados a los toros, maltratadores, asesinos, inquisidores, torturadores y no se cuantas estupideces más para atacar el Arte de torear, todas sin fundamento, no les da la cabeza para más.
¡Ojo!, un anti-taurino no es una persona a la que no le gusten los toros. La tauromaquia es un Arte y nadie está obligado a que le guste, obviamente.
Recientemente he conocido a Alejandra, una persona a la que no le gusta la tauromaquia, o eso cree ella porque no ha ido a una corrida de toros nunca, tiene sus motivos, todos muy respetables y santas pascuas. Entiende que es un Arte, que a otros les pueda gustar de igual modo que yo entiendo que haya gente a la que no le guste, con ella la “discusión” entraría en como lo sabe si no lo ha visto, pero ese es otro tema, los prejuicios y esteriotipos creados en torno a esta expresión artística que tanto daño nos hacen.
Un “anti” es otra cosa, un “anti” es un radical, puede llegar a tener un conocimiento mayor de la naturaleza de un toro de lidia que el de la buena de Alejandra y pese a ello sigue posesionándose en su contra. Digo que un “anti” tiene un conocimiento mayor porque no suele usar argumentos animalistas fácilmente rebatibles, lo que me hace concluir que es conocedor de la idiosincrasia del toro de lidia. Como se sabe falto de argumentos recurre al insulto y a la demagogia simplista.
Acabo de ver las imágenes del debut como novillero en el día hoy de Juan Cervera, un joven de la Escuela Taurina de Valencia que a sus 17 añitos se vestía de luces por primera vez con los del castoreño. El pobre ha sido corneado por su primero y me ha producido mucha pena ver como se lo llevaban medio inconsciente a la enfermería.
Bien, estoy tirando piedras sobre mi tejado, pero si se quiere criticar algo de una corrida de toros criticar eso, que yo lo entiendo y muchas veces me crea dudas morales. Esta tarde ha podido morir un niño de 17 años en el ruedo, y… ¿por qué?, por el Arte, por que unos nos emocionemos viendo su creación, a veces no se si merece la pena que alguien pueda morir simplemente por hacerme disfrutar… no se si tiene algún sentido…
Tengo sellada en mi mente la imagen de Curro Valencia muerto camino de la enfermería, también las de Manolo Montoliú desvaneciéndose en el albero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Lloré hace ahora un año al ver a Adrián Gómez dar su última vuelta al ruedo postrado en aquella silla…
Con este argumento me convenceríais, mientras tanto, escuchando vuestros insultos no puedo más que pensar que detrás de vuestro vacío discurso no hay más que odio y objetivos políticos, poco os importa el toro y nada el torero. ¡Sois unos inmorales!
No hay comentarios:
Publicar un comentario