A las 10 de la mañana cada 25 de agosto asisto a la Santa Misa. A las 12 es el encierro de los toros y antes me encomiendo al Santísimo.
Cada año me la encuentro allí, después contenta al verme me invita en su casa a desayunar, “¿qué quieres hijomío, una copilla de mistela y unas pastas?” , debatimos sobre lo mal que están las cosas en España y me voy a ver desembarcar los toros.
“¿Dónde vas a ver en encierro?” le pregunto antes irme, “iré a la portera de casa de Leoncio ¿y tu madre no querrá ir a casa de la abuela?” me contesta, “pues no sé Marce ya le digo yo algo” .
“Ten mucho cuidado prenda” , es lo último que me dice.
Ya nunca más volverá a darme su copilla de mistela, ya nunca más volverá a contarme sus historias, ya nunca más… de lo que estoy seguro es que ya nos está cuidado desde el cielo, porque si hay alguien que tiene sitio allí es ella.
Gracias por todo Marce, gracias, cuídanos mucho desde Arriba, por favor, si ves que el toro aprieta, el del 25 de agosto y el de la vida, que pega cornadas más gordas, nos echas un capote a los que seguimos aquí abajo.
Espero volver a verte algún día.
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