Se tiende a verter todos los males de la cabaña brava al "monoencaste"… al encaste Domecq. Es cierto que, si en la variedad está el gusto, el que haya ferias en que solo esté presente este encaste no es bueno. A veces se hace un favor y entran los Nuñez…
Bien, en mi humilde opinión que se generalice la cría de estos dos encastes, principalmente el Domecq, tiene toda su lógica, es un toro bonito de hechuras y que objetivamente, si sale bravo, embiste con mucha, mucha clase y gran codicia.
El problema es que se está perdiendo la casta. Se está seleccionando pensando demasiado en la comodidad del torero y sin pensar en la emoción, se está descastando el campo bravo en general.
Un triste ejemplo está siendo lo que llevamos de Feria del Pilar, que sobre el papel fui a uno de los pocos que le gustó. Hasta la fecha los “atanasios” de Dolores Aguirre, los “parladés” del Conde de la Corte, y los “albaserradas” de Adolfo Martín, todos han demostrado la misma falta de casta que sus hermanos más “comerciales”….
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